diciembre 11, 2012

DICIEMBRE 21, 2012


Todo Ser viviente en la tierra vive instintivamente en ciclos, porque así se desarrolla la naturaleza, ciclos solares, lunares, estaciones, etc… y para sobrevivir se adaptan a ellos, todas las especies evolucionan en función a una vida mejor que nos permita seguir existiendo durante esos cambios naturales que pasan y que seguirán pasando lo entendamos o no.
El Ser humano es el único que lleva el conteo de muchos de estos ciclos y gracias a esto hemos podido sacarle “mejor” provecho a la naturaleza y hemos podido disfrutar una mejor calidad de vida.
Pero esa inteligencia la hemos desperdiciado increíblemente  inventando ciclos artificiales (como si no hubiera suficientes) y dedicando la vida a vivir en función a ellos.
El reloj, un aparato muy útil y funcional con el cual aprovechamos mejor el día y el calendario Gregoriano, uno de los sistemas más poderosos que hemos desarrollado para unificarnos globalmente han pasado de ser herramientas valiosas que utilizamos, a ser los amos absolutos de nuestra civilización convenciéndonos de que algo tan preciado y tan grande como el tiempo, equivale a dinero.
Con el pasar de los años convertimos esas herramientas en reglas y en base a ellas es que nos desarrollamos hoy en día. Vivimos en un ciclo artificial de 24 horas al día, 12 meses al año que tenemos que ajustar de vez en cuando para que no colapse, un ciclo desfasado de la naturaleza que de alguna manera nos produce desbalances porque nada tiene que ver con las leyes universales.
Entonces te tienes que parar asi estés cansado porque son las 6am, tienes que ir a la escuela porque es Martes, tienes que dormir asi no tengas sueño porque son las 10pm y tienes que descansar, asi no te haga falta, porque es Domingo.
El problema no son las herramientas como tal, el problema es que nacimos dentro de ese sistema y creemos que es natural, nadie lo cuestiona y mentalmente lo hacemos parte de nosotros. Mientras más nos sometemos a eso, más nos desprendemos de los ciclos naturales  y menos entendemos, menos sentimos y menos formamos parte.
A pesar de que somos la única especie que de alguna manera entendemos más o menos donde estamos parados y llevamos el conteo de todos los demás ciclos naturales, somos los que menos armonía brindamos al entorno y los que más desestabilizamos los sistemas, porque estamos atrapados en un ciclo mental que nos desconecta del cuerpo y todo lo que nos rodea.
Le damos más valor a un 24 o 31 de Diciembre que a un solsticio o a un equinoccio, es más importante una fecha en el calendario cualquiera que un eclipse solar, es más importante la quincena del mes que la luna nueva o la luna llena  y  así nos vamos perdiendo en nuestras prioridades artificiales y se nos olvida todo lo demás.
Hay mas herramientas, a parte del calendario artificial que nos inventamos, existen otros, naturales, que no fueron inventados, fueron desarrollados por la observación de la naturaleza y que están para ubicarnos y saber en qué parte del ciclo nos encontramos y saber  las condiciones naturales  presentes para moldearnos y seguir evolucionando.
Son tiempos de cambios, lo sabemos científicamente, lo sabemos por todos los calendarios desarrollados antes del Gregoriano, lo sabemos porque vivimos en una era de información donde todo se sabe y también porque muchos lo sienten, tenemos la oportunidad de ser parte de esos cambios y eso es lo que hay que aprovechar.
Es momento de darle la misma prioridad a la Navidad y al AñoNuevo que a la alineación de los planetas con el eje de la galaxia, es momento de ser parte consiente con  todo lo que pasa y estar sincronizados con esos ciclos, después de todo, no pasa todos los días. Las intensiones de mejorar que tenemos todos los Eneros la podemos rodar al 21 y alinear nuestro comienzo con el comienzo del ciclo galáctico, quizás eso nos de más energía y mas disciplina para no olvidarnos de las metas en 2 meses. Quizás esas metas se conviertan en un estilo de vida y no tengamos que empezar con la misma el próximo Diciembre sino trazarnos otras para el próximo equinoccio, quizás logremos observarnos mejor y no vivir tan despegado de nosotros mismos, quizás no cambie nada alrededor, pero por lo menos hicimos algo diferente y cuando eso pasa, algo siempre cambia.
Solo con el hecho de pasar ese día sabiendo que algo comienza es suficiente para sentirse diferente, no hay que esperar una tragedia para entender que algo está cambiando, no hay que renunciar a el sistema artificial para formar parte de los cambios del mundo ni del universo, ya somos parte de eso y para mí eso es lo que a la final tenemos que entender, que somos algo más que lo que vemos y que nuestro propósito es conocernos.