Todo Ser viviente en
la tierra vive instintivamente en ciclos, porque así se desarrolla la
naturaleza, ciclos solares, lunares, estaciones, etc… y para sobrevivir se
adaptan a ellos, todas las especies evolucionan en función a una vida mejor que
nos permita seguir existiendo durante esos cambios naturales que pasan y que seguirán
pasando lo entendamos o no.
El Ser humano es el único
que lleva el conteo de muchos de estos ciclos y gracias a esto hemos podido
sacarle “mejor” provecho a la naturaleza y hemos podido disfrutar una mejor
calidad de vida.
Pero esa inteligencia la
hemos desperdiciado increíblemente inventando ciclos artificiales (como si no hubiera
suficientes) y dedicando la vida a vivir en función a ellos.
El reloj, un aparato
muy útil y funcional con el cual aprovechamos mejor el día y el calendario
Gregoriano, uno de los sistemas más poderosos que hemos desarrollado para
unificarnos globalmente han pasado de ser herramientas valiosas que utilizamos,
a ser los amos absolutos de nuestra civilización convenciéndonos de que algo
tan preciado y tan grande como el tiempo, equivale a dinero.
Con el pasar de los años convertimos esas herramientas en reglas y en base a ellas es que nos
desarrollamos hoy en día. Vivimos en un ciclo artificial de 24 horas al día, 12
meses al año que tenemos que ajustar de vez en cuando para que no colapse, un
ciclo desfasado de la naturaleza que de alguna manera nos produce desbalances
porque nada tiene que ver con las leyes universales.
Entonces te tienes que
parar asi estés cansado porque son las 6am, tienes que ir a la escuela porque
es Martes, tienes que dormir asi no tengas sueño porque son las 10pm y tienes
que descansar, asi no te haga falta, porque es Domingo.
El problema no son las
herramientas como tal, el problema es que nacimos dentro de ese sistema y creemos
que es natural, nadie lo cuestiona y mentalmente lo hacemos parte de nosotros.
Mientras más nos sometemos a eso, más nos desprendemos de los ciclos naturales y menos entendemos, menos sentimos y menos
formamos parte.
A pesar de que somos la
única especie que de alguna manera entendemos más o menos donde estamos parados
y llevamos el conteo de todos los demás ciclos naturales, somos los que menos armonía
brindamos al entorno y los que más desestabilizamos los sistemas, porque
estamos atrapados en un ciclo mental que nos desconecta del cuerpo y todo lo
que nos rodea.
Le damos más valor a
un 24 o 31 de Diciembre que a un solsticio o a un equinoccio, es más importante
una fecha en el calendario cualquiera que un eclipse solar, es más importante
la quincena del mes que la luna nueva o la luna llena y así
nos vamos perdiendo en nuestras prioridades artificiales y se nos olvida todo
lo demás.
Hay mas herramientas,
a parte del calendario artificial que nos inventamos, existen otros, naturales,
que no fueron inventados, fueron desarrollados por la observación de la
naturaleza y que están para ubicarnos y saber en qué parte del ciclo nos
encontramos y saber las condiciones
naturales presentes para moldearnos y
seguir evolucionando.
Son tiempos de cambios,
lo sabemos científicamente, lo sabemos por todos los calendarios desarrollados
antes del Gregoriano, lo sabemos porque vivimos en una era de información donde
todo se sabe y también porque muchos lo sienten, tenemos la oportunidad de ser
parte de esos cambios y eso es lo que hay que aprovechar.
Es momento de darle la
misma prioridad a la Navidad y al AñoNuevo que a la alineación de los planetas
con el eje de la galaxia, es momento de ser parte consiente con todo lo que pasa y estar sincronizados con
esos ciclos, después de todo, no pasa todos los días. Las intensiones de
mejorar que tenemos todos los Eneros la podemos rodar al 21 y alinear nuestro
comienzo con el comienzo del ciclo galáctico, quizás eso nos de más energía y
mas disciplina para no olvidarnos de las metas en 2 meses. Quizás esas metas se
conviertan en un estilo de vida y no tengamos que empezar con la misma el próximo
Diciembre sino trazarnos otras para el próximo equinoccio, quizás logremos
observarnos mejor y no vivir tan despegado de nosotros mismos, quizás no cambie
nada alrededor, pero por lo menos hicimos algo diferente y cuando eso
pasa, algo siempre cambia.
Solo con el hecho de
pasar ese día sabiendo que algo comienza es suficiente para sentirse diferente,
no hay que esperar una tragedia para entender que algo está cambiando, no hay
que renunciar a el sistema artificial para formar parte de los cambios del
mundo ni del universo, ya somos parte de eso y para mí eso es lo que a la
final tenemos que entender, que somos algo más que lo que vemos y que nuestro propósito
es conocernos.